MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

No hay dolor, no hay cansancio, no existen ni miedos ni presiones, sólo aparece en la escena de cada protagonista un objetivo marcado con fuego en las mentes de las jugadoras, de los entrenadores y sus equipos técnicos, de los responsables de los clubes, de sus aficionados, de la prensa que los sigue: el título de Campeonas de la Liga Femenina. Las últimas sesiones de entrenamiento se han vivido entre guiños de complicidad ante un reto único e incomparable, entre palabras que encorajinan, entre gestos de fuerza para superar el último obstáculo. En estos momentos, cuando la gloria está tan cerca, no existe el pasado ni el futuro, no hay factores que puedan alterar la concentración fina, esa que dirige la atención hacia un objetivo sin que la obsesión nuble la vista.





Entrenadores y jugadoras de uno y otro equipo coinciden en la importancia de “disfrutar compitiendo”, de buscar en los estímulos esa herramienta que refuerce la confianza. Hace años que el baloncesto femenino encuentra en la alegría, además obviamente que en el talento, un recurso añadido y fundamental para rendir más y mejor. Hace tiempo que ciertos verbos han evolucionado en el vocabulario deportivo y que la capacidad para transmitir y contagiar buenas sensaciones suma tanto como cualquier aspecto relacionado con la disciplina táctica.

La mente jugará un papel decisivo y con ella el estado físico de jugadoras castigadas por una densa temporada. Preocupa en Salamanca la espalda de Paola Ferrari y en Girona el tobillo de Anna Carbó. Precisamente dos jugadoras claves para abrir defensas desde su amenaza exterior, aspecto claramente mejorable por parte de Perfumerías (1 triple en el tercer partido ante La Seu) y también de Girona (3 triples en Huelva). Ambos equipos tienen en el juego interior su gran potencial pero evidentemente necesitan de equilibrio ofensivo, de aportación desde el perímetro, para convertirse en más peligrosos, en más competitivos todavía.

Conocidos los duelos en la pintura conviene también fijarse en los que establecerán jugadoras como Marta Fernández (muy buena aportación en los Playoff) o Marta Xargay, piezas fundamentales a la hora de buscar argumentos ofensivos y defensivos en la línea exterior de Salamanca con Noemí Jordana o Chambers, dos jugadoras en quienes su entrenador deposita tanta confianza como minutos de juego. Se habla de la importancia del rebote para empezar desde ahí a marcar el ritmo, de la fuerza mental para no desfallecer en los momentos difíciles que seguro aparecerán en algún momento en los dos equipos. Se habla del factor Wurzburg como “sexta jugadora” local tanto como reto motivador para las visitantes.

Estamos ante el primer partido de una serie que promete emociones y calidad y a buen seguro cualquiera de los aspectos mencionados podrán tener influencia a la espera, como siempre sucede en las finales, de la irrupción de una jugadora inesperada, de una táctica no prevista, de un factor sorpresa que de pronto altere el guión. Sea lo que sea, estaremos atentos esa tarde de sábado. La primera gran tarde del Playoff Final.