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ARBITROS: Héroes anónimos
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09/04/2013
El árbitro Kike Ortega salva la vida de un cadete en un partido celebrado en Pollença con la ayuda del auxiliar Carlos Jiménez. “Mis tres años trabajando en ambulancias han servido para algo” declaró al Diario Mallorca el héroe de la semana, que actualmente se encuentra en paro.
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La Federación Española de Baloncesto se esfuerza en educar a los jóvenes en el respeto a la figura de los árbitros. El ‘arbitro-amigo’ denominan los manuales FEB al referirse a los jueces en edad formativa. Hechos como el acontecido el pasado fin de semana en Pollença (Mallorca) y revelado por Tony Tenerife en el Diario de Mallorca ensalzan el papel de este gremio habitualmente desprestigiado.
Su protagonista, Kike Ortega, es un árbitro anónimo cuya sangre fría evitó que el Moll – Santanyí de la categoría cadete balear acabara en tragedia. Un choque fortuito entre dos jugadores cuando transcurría el minuto 6 de juego acabó con el jugador número 11 del equipo local tirado en el suelo convulsionando. El pánico se desató entre jugadores, entrenadores y aficionados, pero el árbitro supo guardar la calma y, desvela en el Diario de Mallorca, que "el chaval estuvo convulsionando un minuto hasta que me trajeron la cánula de gudel –para liberar las vías respiratorias–, así que le sujeté la cabeza para que no se golpeara más y no se hiciese daño en las cervicales, colocándolo lateralmente para que no se tragase la lengua". Ortega incidió en que tuvo la ayuda del auxiliar de mesa Carlos Jiménez, quien intentaba sacarle la lengua al jugador con las manos, pero sin lograrlo. "Cuando consiguieron la cánula de Guedel, se la coloqué. Convulsionó un minuto más y, debido al traumatismo, estuvo unos cinco minutos con pérdida de conciencia y con los ojos blancos".
Afortunadamente, el asunto no pasó a mayores: "Conseguimos estabilizarlo. Durante unos quince minutos le estuve sujetando las cervicales al chaval y controlándole las constantes vitales. Una vez llegó la ambulancia, ayudé a los técnicos a colocarle el collarín cervical y movilizarlo con la camilla de palas para que se lo llevasen a un centro sanitario".
El árbitro no dudó en afirmar que de no haber actuado "hubiese sucedido lo peor. Afortunadamente, mis tres años trabajados en ambulancias de urgencias han servido para algo", afirmó Kike Ortega, modesto árbitro de baloncesto mallorquín que a día de hoy se encuentra en paro. El encuentro fue suspendido ante el incidente que afectó tanto a los jugadores de ambos equipos como a sus respectivos cuerpos técnicos.
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