¿Cómo te sientes tras anunciar tu retirada del arbitraje activo?
Ha sido momento triste. Sabes que es un momento que va a llegar pero nunca esperas que llegue finalmente. Se entremezclan sentimientos de pena y de orgullo. De pena porque dejas esas experiencias del viaje del fin de semana, del compañerismo, de estar dentro del mundo del baloncesto. Y de orgullo por culminar una carrera de 23 años en los que he conseguido, por ejemplo, ser el primer asturiano arbitrando en ACB.

¿Qué da el baloncesto a la vida de un árbitro?
Amigos. En este mundo se hacen grandes amigos. Por ejemplo acabo de venir de la boda de Antonio Conde en Córdoba. También te da la oportunidad de conocer ciudades, de viajar alrededor de España y del mundo. El baloncesto marca las vidas de los árbitros.

Los últimos cinco años han sido dentro del Grupo 1 de la Federación. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Yo había estado ya con la Federación, en los años de Ángel Sancha y Jesús Ferreiro. Era otro concepto, se buscaba el árbitro valiente, arriesgado. Tras la experiencia en ACB el primer año en la Adecco LEB fue difícil. Hubo un periodo de adaptación a la visión más técnica de Víctor Mas y Pedro Rocío. Deportivamente no he notado demasiadas diferencias entre una competición y otra. No hay el desequilibrio que había antes.

Y ahora comienza una nueva etapa en la FEB…
En primer lugar agradezco a Pedro Rocío que haya pensado en mí. Personalmente es una forma de estar vinculado al baloncesto y que la retirada no sea tan drástica. Acepto el reto de formar a los árbitros del Grupo 2, que dirigirán EBA con mucho orgullo e ilusión.

¿Cómo se puede ayudar a estos árbitros?
Son árbitros jóvenes a los que hay que formar pero, sobre todo, estar cerca de ellos para que no se frustren y que capten los valores de la Federación. Para mí el paso más difícil es el de Autonómica a EBA. Hay que trabajar intensamente y, por supuesto, disfrutar de esto. Otro amigo como Arteaga empezaba siempre los partidos diciéndote: “Enjoy, my friend”. Eso es lo que me gustaría transmitir: que los árbitros disfruten con su trabajo.