Con motivo de la final de la Copa del Príncipe tuve el enorme placer de volver a reencontrame con un quinteto arbitral de auténtico lujo. Todos ellos con reconocido prestigio internacional, asiduos a las competiciones más importantes del panorama FIBA.

Dos de los cinco residen en Tenerife y son basketmaníakos: Chuchi Arencibia y Ángel Recuenco. Ambos hicieron de excelentes anfitriones de los tres invitados: Mateo Ramos (a la izquierda, con su clásico b igote), Víctor Mas, toda una institución en el ámbite cestista de la FEB, y Vicente Sanchís (los dos de la derecha).

De ellos Vicente fue el comisario del partido, mientras que Mateo Ramos y Víctor Mas asistieron a la Copa del Príncipe al formar parte del estamento nacional.

Sanchís y Ramos tuvieron el detallazo de visitar a Miguel Díez Alegre, en la Residencia Mirador Ifara, donde compartieron unos minutos con el que fuera primer árbitro del Colegio Tinerfeño en dirigir un partido de la máxima categoría nacional y posteriormente presidente del Colegio Provincial de Árbitros, allá por los 70 y 80. Una visita en la que también estuvo Ángel Recuendo.

En la década de los años ochenta estos cinco árbitros ocupan los primeros peldaños del arbitraje español, siendo numerosas las veces en las que eran designados por Ángel Sancha para dirigr encuentros del Náutico, Canarias o del Tenerife Número Uno en la máxima competición.

“Siempre es un placer volver a Tenerife, donde tenemos tantos amigos y el baloncesto se vive con gran interés. Deseo de corazón que en lo deportivo las cosas le vayan bien al Canarias y pueda volver a la ACB”, señaló a BASKETMANÍA Mateo Ramos.

Vicente Sanchís, siempre con el humor como bandera inseparable, al verme y saludarme cogió su cámara y me mostró una foto. “Esta foto vale mucho dinero, así que si la quieres...”. Le pedí verla y me encuentro la imagen que encabeza este reportaje, con cinco de los grandes del arbitraje español reunidos en el Iberostar Gran Hotel Mencey, cuartel general de la Copa del Príncipe. Esta misma tarde, y sin tener que pagarle un euro, me envió la foto, con Recuenco de mensajero intermediario.

Buena gente, grandes árbitros y perfectos educadores que, tras colgar el silbato, siguen vinculados al mundo de la canasta. Y es que de los buenos hay que seguir aprendiendo. Por cierto, de ellos escribí cientos de crónicas, con buenas, regulares y malas calificaciones. Jamás tuve de estos cinco un reproche o una mala mirada. HASTA LA PRÓXIMA, AMIGOS.

Por Agustín Árias
BASKETMANIA